Distintas instantaneas que han captado momentos de intimidad, el deseo de intíma unión de dos amantes, degustando el aroma de la masculinidad, un cuerpo lleno de vello, una tersura distinta que es la propia de un hombre. Sentir la proximidad de esos labios, de esa boca enmarcada por esa barba, poder recostarnos sobre nuestro amante, escuchar los latidos de su corazón apoyados en ese pecho hirsuto, mientras jugamos con ese abundante pelo que nos pierde en un mundo de fantasías sin fin.
Besos, ternuras, miradas, caricias que son el preludio de esa fusión de cuerpos que es inevitable, como inevitable es la turgencia de nuestros miembros que reclaman la atención del cuerpo amigo a nuestro lado y que solo se calma con la explosión de dos cuerpos y dos almas unidas por ese vínculo extraño que es el amor y que se reafirma cada día, en cada segundo del cotidiano convivir y que busca constantemente ese fugaz momento que se degusta cada vez que los cuerpos se unen profunda y pasionalmente hasta el estallido del éxtasis de ambos.
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