Hace tiempo que deseo retomar mi blog como fue al principio, mostrar sin pudor lo que que un hombre siente por otro hombre, cuando puede llegar a desearlo y sobre todo el mayor anhelo de cada uno de nosotros, sentir a nuestro amado.
Sentir cada milímetro de su piel, acariciarlo y besarlo, acariciar su torso velludo, su barriga llena de ese maravilloso manto que nos acoge e invita a reposar nuestra cabeza en ella y desde allí contemplar la maravilla de sus fornidas piernas, esculpidas a base de trabajo, y tupidas de pelo, acariciar con mis manos esas piernas y admirar como su pene se yergue y se llena de vida.
De esta manera, abrazar nuestros cuerpos, fundir nuestras bocas... El tacto de nuestros cuerpos se llena de sensaciones, el tiempo se detiene, no queremos que esto acabe nunca, porque la dulce miel de su boca se derrama en la mia y la mia en la suya. Nuestra respiración se agita y nuestros cuerpos se entrelazan en nudos imposibles, la piel quiere piel y solo cabe un murmullo... Te amo
Los dos juntos: ver, oir, oler, tocar, gustar. Cuando siento, pienso; entonces, logro mirar, escuchar, olfatear, palpar, saborear. Cuando pienso, actúo: escudriño, jadeo, palpito, abrazo, muerdo. Y cuando actúo, disfruto y gozo hasta fundirme con su alma ardiente.
ResponderEliminarLa conducta humana es simple, el sexo simple también. Como el amor jamás lo será.